martes, 29 de marzo de 2011

Los Siete Pilares u Obligaciones de Osha-Ifá

En Osha-Ifá encontramos siete pilares u obligaciones rituales prescritas, cuya realización es central para la fe y que caracterizan a esta religión cubana de origen africano. Además, la diferencian de otras vertientes religiosas que existen en el mundo como son el cristianismo, el budismo, el Islam, etc. Estos pilares son:

1-Seguir y consultar el Itá de Iniciación a través de la Libreta de Santo o de Itá.

El contenido de la Libreta de Itá refleja, a través de las letras del Dilogún o de los Odun de Ifá, la vida del recién iniciado desde que ella comenzó hasta el día en que inicie su partida para el mundo de Ara Onú (Tierra de los Muertos). Se considera que en las escrituras de la Libreta de Itá está dicho, mediante los signos u odun, los nexos y los vínculos del iniciado con una vida anterior; queda reflejada la relación que existe entre lo que verdaderamente un individuo es y la representación objetiva o subjetiva que él tiene de sí mismo; están las indicaciones para que el sujeto equilibre y armonice la energía de su ser espiritual y material con el entorno y quedan claramente establecidas las formas y maneras de vincularse con el mundo de los Egun, de los Orishas, de los misticismos y con las consagraciones.

La Libreta de Itá comienza a confeccionarse desde el Registro de Entrada, incluyendo los detalles del Ebbó de Entrada; los ritos y las ceremonias a Egun, el Lavatorio y todo lo que sigue durante el Yoko Osha, particularmente el Itá de todos los Osha y Orishas y el Ebbó de Estera. El iniciado que tiene la responsabilidad de plasmar estos datos en la Libreta de Itá debe ser una persona con conocimientos religiosos, con habilidades para la escritura, responsable y discreta. El recién Iniciado debe aprender a interpretar los signos o los odun que ahí están escritos, saber a qué se refieren en las diferentes tiradas o posiciones y tiene que interpretar la profecía específica del signo u odun rector del Itá, así como buscar los refranes y Patakíes de ellos; también los ebbó, obras y ritos que en él se desarrollan. Con ese conocimiento y el uso que haga del mismo se salva y aprenderá a defenderse contra las enfermedades y otras negatividades.

En su momento, en la Libreta de Itá se escriben también los registros del Ebbó Oshumeta, todos los ritos y ceremonias; así como el Itá de todos los santos (Osha) que un iniciado recibe a lo largo de su vida. El último Itá que se escribe en ella es el Itá de las ceremonias fúnebres o Ituto. La Libreta de Itá de un difunto la conserva la persona que el difunto designó en vida. De lo antes dicho puede comprenderse fácilmente que la Libreta de Itá es el tesoro de la vida en el plano terrenal de la existencia del iniciado, quien está en la obligación de actualizarla, conservarla y no mostrársela a nadie. Tiene la responsabilidad de guardarla en un lugar seguro del que sólo debe tener conocimiento su padrino, madrina o algún familiar suyo.

2-Consultar al Ángel de La Guarda mediante el sistema oracular de Osha-Ifá a través del subsistema oracular apropiado: el Oráculo de Obí, el del Dilogún o el Oráculo de Ifá.

Los oráculos han influido sobre la vida activa de esta comunidad religiosa y tienen gran importancia en la religión. Marcan y señalan desde el comportamiento del creyente hasta su forma de expresión, sus comidas, sus ropas y el camino a seguir durante toda su vida, por lo que poseen gran significado en la sociedad.

Los creyentes y los iniciados hacen sus consultas frecuentes a su Ángel de la Guarda, a través de esos oráculos, para requerir de ellos desde respuestas simples hasta la solución a los problemas más complejos. Estos sistemas adivinatorios ofrecen seguridad al consultante de comunicarse con la deidad rectora y ayudan a resolver problemas de toda índole mediante los consejos de los Orishas, promesas, ebbó, despojos, sarayeyes, etc.

La consulta al oráculo alivia el sentimiento de inseguridad en el iniciado y en el aleyo, pues sus odun, letras o signos son indicaciones directas de las deidades, Orishas, los Egun y todos los entes surgidos de la riqueza espiritual del pueblo y subyacentes en la cosmogonía religiosa de Osha-Ifá. La consulta al oráculo se hace única en su estructura, manifestaciones y especificidades étnicas porque resume los conocimientos, la experiencia y la sabiduría que se ha conservado en la tradición oral de los ancestros africanos y sus descendientes étnicos y/o culturales y de las amalgamas de razas y religiones integrantes de la cubanía.

El iniciado serio y estudioso consulta el oráculo dándole las interpretaciones más adecuadas usando su Ashé, vivencias personales y la sabiduría heredada de los ancestros. El aprendizaje de los tres subsistemas oraculares existentes se transmitía oralmente, de padres a hijos, en tiempos que Cuba era colonia de España y primeras décadas del siglo XX, dentro de los cabildos, que tanta fama e importancia han tenido en la conservación de las tradiciones de la lengua, el baile, la comida, las vestimentas, los colores y la iconografía. Actualmente, una gran parte del conocimiento está escrito en libros y folletos que facilitan la trasmisión de la información pero siempre es definitoria la enseñanza oral recibida de los Mayores.

3-Venerar a los Ancestros y a los muertos a través de la Moyugba o Cántico de recordación de los fallecidos, familiares o no, durante una ceremonia.

¿Quiénes son los Ancestros? Los Mayores ancestrales son aquellos hombres de fe religiosa, llegados a las tierras americanas desde África como consecuencia de la trata esclava. A pesar de la condiciones de su existencia, fueron capaces de transmitir sus conocimientos religiosos de manera tal que esa sabiduría trascendió sus vidas y ha sobrevivido hasta hoy, conservada y desarrollada por sus descendientes en el Nuevo Mundo. Una buena Moyugba tiene realizada cuidadosamente la relación de los familiares consanguíneos y seres queridos difuntos, esto quiere decir, que no falte nadie, si fuera posible, de los difuntos. En esa relación, o lista de nombres y apellidos, también es necesario incluir a las amistades; a quienes fueron los maestros de uno, a las personas significativas en el oficio y/o profesión, a los que han estado al lado de uno en momentos difíciles, a los vecinos y conocidos desde los más tiernos días de existencia y que hoy ya no están porque partieron y, antes de marchar para Ara Onú, tuvieron que ver en algo con uno.

A todos esos seres se les hacen atenciones espirituales, que pueden ser desde misas hasta asistencias espirituales y ellos, desde el lugar donde están, ayudan.

La Moyugba también se lee o se dice cuando el religioso realiza alguna obra para dar conocimiento de lo que va hacer, y para pedir el apoyo y la protección de los espíritus propios.

Antes de incorporar un nombre a la Moyugba, es importante que el neófito vaya a algún sitio sagrado de su elección, que puede ser hasta un lugar natural. Allí pide Luz, Progreso y Elevación Espiritual para los difuntos relacionados en la Moyugba. Los menciona a cada uno de ellos al tiempo que implora a los Espíritus de Grandes Luces que ayuden a cobrar fuerza a los del oficiante, para que así estos lo asistan en el quehacer de la vida y en los problemas que pueda enfrentar. Todo esto se hace con solemnidad y espiritualidad.

En la Moyugba se concentra la fuerza espiritual propia del creyente, y la de los grandes misticismos que emanan de los familiares difuntos y de los ancestros. Es importante estar consciente que en la Moyugba es necesario reunir todo el patrimonio de la fe y de acciones lógicas y objetivas para lograr lo necesario.

Es vital para el iniciado conciliar primero su cuerpo espiritual-material con los espíritus que a él lo asisten. Los espíritus que nos rodean deben estar atendidos y conformes, por lo cual se les respeta tanto como a los Orishas. La reverencia a los difuntos y a los antepasados es uno de los pilares de las religiones cubanas de origen africano. En Osha-Ifá se cree que “el muerto pare al santo” que se sintetiza en el siguiente refrán: Ikú Lobi Osha. Por eso para invocar, pedir permiso, dar conocimiento o comenzar cualquier rito o ceremonia es preciso decir la Moyugba. Esto se debe a la creencia de que todos los Orishas fueron seres vivos. La representación superior de los difuntos y ancestros es Oduduwa que, como Orisha, tiene una posición muy grande, pues se encuentra casi al mismo nivel espiritual que Olofin.

4-Atender a “Los Guerreros”.

Lo primero que recibe una persona dispuesta a iniciarse en Osha-Ifá son estas deidades que representan los Cuatro Espíritus o Fuerzas Ancestrales que lo protegerán de por vida. Por ello son los primeros que llegan al individuo. Según la leyenda, son Eleguá, Ogún, Oshosi y Osun. Estos Orishas son los que primero consagra un individuo. Resulta indispensable siempre la presencia de este fundamento en cualquier ceremonia, rito de consagración, en la iniciación de Osha o en la iniciación de Ifá.

Existe un patakín o historia que es la siguiente: Obatalá estaba decepcionado del mundo y su gente. Estaba dispuesto a no hablar nunca más con nadie, pues ya no confiaba en las personas que tanto lo habían maltratado de distintas maneras. Así, se encierra en su cuarto por un tiempo. Al cabo del cual decide hacer ebbó para tratar de remediar la situación de angustia en que estaba. Después que había sacrificado un pollo cantón, un gallo, una paloma y un chivo mamón, la sangre corría por el piso abundantemente y se escurría por debajo de la puerta hacia la calle. Obatalá vertió agua fresca que junto con la sangre salía fluidamente por debajo de la puerta en la misma dirección.

La gente, al pasar, se quedaba asombrada y, en vez de entrar a la casa de Obatalá para socorrerlo, sin hacer nada más, comenzaban a gritar a voz en cuello que Obatalá se había suicidado. Todo el que pasaba miraba y luego gritaba lo mismo pero no verificaba si era cierto que él estaba en peligro de muerte, aunque veían la sangre escurrirse a borbotones.

La noticia de la presunta muerte de Obatalá corrió como pólvora y llegó a los oídos de Eleguá, Ogún, Oshosi y Osun que estaban en el campo trabajando. De inmediato se pusieron en marcha hacia el pueblo. Al llegar, vieron que la gente se arremolinaba frente a la puerta de Obatalá pero ninguno entraba para ver qué pasaba. A duras penas se hicieron paso entre el gentío hasta alcanzar la puerta. Cada uno la empujó con violencia al punto que Ogún, con su fuerza descomunal, la derribó y los cuatro entraron raudos llamando al padre Obatalá. Este salió limpio e inmaculado y dijo: “hijos míos, por ser ustedes los que se arriesgaron a llegar primero para salvarme de un posible ataque sin tener miedo de que les ocurriera algo, por decreto serán siempre quienes acudan primero en socorro de todos mis hijos dondequiera que estén y serán siempre los primeros en recibir ofrendas que se hagan en las consagraciones y las iniciaciones.”

5-Respetar y Consultar a los Mayores.

En Osha-Ifá se manifiesta este pilar respetando la voluntad, la opinión y los criterios de ellos por sus conocimientos, experiencia, sabiduría, rectitud y nobleza. Se hace preciso informar y consultar los criterios que uno tenga para buscar un consenso, la aprobación o la bendición de los Mayores antes de actuar. Los Mayores fallecidos son consultados a través de ceremonias y ritos. Esto se hace mediante la consulta al sistema oracular. Consultarles regularmente es la garantía de andar por el camino de las mejores virtudes, pues ellos conocen las vías del mejoramiento personal.

Aquel sentimiento de fe que trajeron los Mayores, se desarrolló y enriqueció con diferentes elementos religiosos provenientes de varios pueblos y culturas, cuyos aportes se organizaron y se reestructuraron con una nueva connotación. Fueron influidos por un nuevo espacio y tiempo, que bajo el influjo de múltiples factores, dieron origen a una manera nueva de ver los valores religiosos de Osha-Ifá.

Los Mayores actuales son los Olúos, Babalawos, Babaloshas, Iyaloshas, Oriaté, Obases y Apkpuones que con su esfuerzo han conservado los conocimientos, experiencias y sabidurías y los transmiten con paciencia, humildad y bondad a sus ahijados y seguidores de este sentimiento religioso.

6-Estudiar los fundamentos de Osha-Ifá que se manifiestan en el Código Ético de los Odun de Ifá, El Código Ético de Iká Fun, Los Refranes Adivinatorios de las Letras del Dilogún y de los Odun de Ifá y las Reglas de Osha-Ifá para Santeros, Iyawó, Oloshas, Babaloshas e Iyaloshas.

La sabiduría, el conocimiento y la experiencia en Osha-Ifá no sólo se traspasan mediante la transmisión oral de un iniciado a otro, también se realiza mediante documentos que son de diferentes tipos. Así tenemos las antiquísimas libretas de Osha; las libretas para facilitar el aprendizaje de otros como son los Manuales de Osha; las Cartillas de Ifá; las fabulosas libretas Dice Ifá; las libretas de Tratados de Odun de Ifá; las carpetas de los Caminos de Ifá, las libretas relativas a un Orisha; las libretas relativas a Consagraciones y Poderes de Ifá, entre otras, y particularmente la Libreta de Itá. Esta última es la más extendida y usada por los iniciados tanto en Osha como en Ifá, ya que cada uno de los iniciados dispone de la suya. Todos estos documentos son el caudal sapiencial, las normas y procedimientos que constituyen una de las bases esenciales de Osha-Ifá.

Los beneficios de practicar y respetar estas reglas son inmensos, pues éstas contribuirán a que se obtenga la armonía, el equilibrio y el mejoramiento espiritual por el cual se inició en Osha-Ifá. Al mismo tiempo, le facilitarán el conocimiento de las concepciones básicas de Osha-Ifá, con las cuales el neófito podrá alcanzar un nivel espiritual superior que le permitirá gobernar su manera de ser y desarrollar una adecuada disciplina en sociedad.

7- La celebración anual de las ceremonias y ritos relativos a los Orishas y al día de la iniciación en Osha o cumpleaños de Santo y el día de la iniciación en Ifá o cumpleaños de Ifá.

Estos ceremoniales son las acciones de reafirmación más importantes que realiza el consagrado o iniciado en Osha-Ifá para confirmar su compromiso religioso y para potenciar las energías benéficas que recibió durante la iniciación. Se realiza cada año y puede ser muy humilde en su preparación, pero llena de espiritualidad, o puede ser realmente fastuosa. Sin embargo, la deidad en cuestión no se fija en los gastos materiales del creyente sino en los cambios logrados durante el período y, a través del sacerdote oficiante que consulta el sistema oracular, el Orisha da su consentimiento o su reprobación según sea el caso. Desde días antes de la fecha señalada el ahijado y el padrino, mediante los preparativos, intensifican su relación que se va energizando con la irradiación emanada del acercamiento de la deidad, provocada por el pensamiento persistente de quien ejecuta tales acciones y por los ceremoniales.

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